Este es uno de aquellos años en que la estatuilla del Óscar está muy reñida entre los postulantes a mejor actor principal.
Empezando por Bradley Cooper, que en mi
opinión, es el menos opcionado a ganar la estatuilla, por su actuación en American Sniper, del director Clint
Eastwood.
Benedict Cumberbatch
interpreta en The Imitation Game al matemático
y pionero de la computación Alan Turing, conocido por ayudar a la victoria de
los aliados en la Segunda Guerra Mundial, al descifrar los códigos de la
máquina Enigma de los Nazis y que más tarde fue procesado penalmente por su
homosexualidad. Cumberbatch tiene más
oportunidad que Cooper, aunque su actuación recuerde a un Sheldon Cooper en una
situación más dramática.
Seguimos con Steve
Carell, que ha dado un paso gigantesco de la comedia al drama con la película Foxcatcher; al interpretar al millonario
y filántropo John du Pont, quien padecía de esquizofrenia. Carell tiene más opciones de ganar que los
dos antes mencionados.
Michael Keaton y Eddie
Redmayne son los más disputados. Keaton se encuentra nominado por Birdman, del mexicano Alejandro González
Iñárritu. El actor no había tenido un
papel protagónico en años y nos brinda una desafiante y sorprendente actuación,
que hace poner la piel de gallina.
Redmayne,
quien es el favorito en esta contienda, está nominado por The Theory of Everything, en la que interpreta de manera magistral
y convincente al famoso astrofísico Stephen Hawking.
Raúl Carchi Andía ©
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