Mucho se ha hablado de la sobrevaloración de Quentin Tarantino, pero para entenderlo mejor, debemos realizar un viaje entre las décadas de 1970 y 1980, época en que los famosos autocines y salas grindhouse estaban en boga en los Estados Unidos.
Tarantino
es un fanático acérrimo del género no oficial e informalmente llamado
explotación. Las películas de este género
carecían de buenos guiones, debido a su bajo presupuesto; por lo tanto se
concentraban en tratar temas sensacionalistas, presentados de manera exagerada
y mórbida, para así asegurarse una taquilla respetable.
El mérito de Tarantino está en tomar esta influencia y transformarla en guiones de calidad, que han sido tomados en cuenta en numerosos festivales de cine; incluyendo los premios Óscar.
Raúl Carchi Andía ©
No hay comentarios.:
Publicar un comentario