sábado, 9 de abril de 2016

“Kiki, el amor se hace”,

Al ver Kiki, el amor se hace, recordé la película Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo, pero nunca se atrevió a preguntar (Everything You Always Wanted to Know About Sex, But Were Afraid to Ask) de Woody Allen.  En la actualidad, Kiki no resulta tan atrevida como lo fue en su época la película de Allen.


La nueva película del director Paco León, en la cual también es uno de sus protagonistas, muestra sin tapujos los más profundos deseos y fetiches de un grupo de personas, en su mayoría mujeres.  Es una crítica a la opresión sexual aún existente, a los tabúes impuestos por la sociedad.


El plantear estos temas a manera de comedia es una estrategia para poder introducirlos de manera camuflada en una sociedad que aún no está lista para aceptarlos de manera abierta y a los cuatro vientos.

Lo negativo de la película es haberse enfocado en los fetiches sexuales de los personajes femeninos, dando cabida a tan solo un personaje del gremio masculino; no olvidemos que nosotros los hombres también contamos con nuestros fetiches, por lo tanto la película carece de igualdad, si tenemos en cuenta que es una película que puede ser disfrutada por ambos sexos.  En conclusión, la opresión sexual a la cual ataca la película se ve amenazada por la sexualidad femenina explotada, lo que conlleva a una crítica en su contra que pesa igual o más que la planteada por la cinta.


Raúl Carchi Andía ©

¿El despertar de la fuerza es tan solo mejor que el Episodio 1 o la espera alimenta a la expectativa?

La fuerza no despertó del todo en la última entrega de Star Wars, quizás por ser tan solo una introducción de la nueva trilogía.

J.J. Abrams puso todo el peso de la producción en el personaje de Harrison Ford, Han Solo, que quizás es lo mejor de esta película.  Solo, a pesar de su avanzada edad, aún conserva las características que tanto nos gustan del personaje (en especial su humor sarcástico), que robaron protagonismo al mismo Luke Skywalker en la trilogía original.



Los nuevos personajes dan mucho que hablar debido a su escaso atractivo, personajes que resultan aburridos y nada interesantes, y que no aportan mucho al universo de Star Wars.



El villano Kylo Ren es una vergüenza para el imperio galáctico, un personaje mal construido de principio a fin y con problemas sicológicos que podrían ser atendidos por el sicólogo del colegio; un adolescente rebelde que se fue de casa y que para darle más importancia y gravedad al asunto, los guionistas optan por que termine asesinando a su padre, lo cual se convierte en un recurso desesperado por dotar de maldad al personaje (algo de lo que carecía hasta el momento).  En conclusión, Ren termina siendo como el hijo que la sombra de Darth Vader consumó con Jar Jar Binks.

Dejarle el protagonismo a Daisy Ridley no es una sabia decisión, ya que la belleza no es todo en la galaxia.  Tampoco es dárselo a un ex stormtrooper con dotes jedi de procedencia desconocida y que toma el mango del lightsaber como si fuera a realizar un home run, y que por poco acaba con Kylo Ren, que a pesar de no ser el mejor Sith de la galaxia, suponemos que posee algo de preparación.

En resumidas cuentas, la película nos deja unos excelentes efectos especiales (algo que no es nuevo en la saga), fotografía muy atractiva, la infaltable música de John Williams (que nunca está mal) y un vacío que se llena con la esperanza de que esta sea tan solo una introducción a una gran trilogía.


Raúl Carchi Andía ©